Origen
Tiene su origen, al igual que el bajo quinto, en el sur de México. La fabricación del bajo quinto tomó auge en el siglo XIX, en los estados de Guerrero, Morelos, Puebla, Oaxacay Tlaxcala, entre otros.1 Los también designados bajos de espiga (bajo sexto y quinto), descienden de las bandurrias y laúdes españoles que utilizaban cuerdas dobles y también se afinaban en quintas, tal vez para completar las armonías en ensambles que requerían de un instrumento capaz de dar las notas graves de la armonización de una melodía.
La introducción del bajo sexto en la música popular del noreste es un fenómeno del siglo XX. Los ensambles de acordeón y bajo sexto sustituyeron a las bandas militares, que eran las que proveían la música bailable antes de la aparición de los fonógrafos y la radio.
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